jueves, 18 de abril de 2013


La lírica del amor en el Renacimiento

La lírica del siglo XVI evoluciona desde formas renacentistas a formas más Barrocas. En esta evolución Pietro Bembo establece la forma de abordar la poesía amorosa durante el siglo XVI, basándose en uno de los libros más importantes del siglo anterior, El Cancionero de Petrarca.

El Cancionero es un conjunto de poemas amorosos dedicados a Laura en los que el poeta expresa su sentimiento de fracaso en su historia amorosa y la idealización de la amada. Este libro se estructura en dos partes: Poemas en vida de Laura y Poemas tras la muerte de Laura.

El Cancionero de Petrarca influyó de forma decisiva en la lírica posterior, tanto por sus temas como por sus formas; hasta el punto de crear un movimiento literario, “el petrarquismo”. Las características propias de este movimiento son: el uso de sentimientos como la tristeza, la soledad, los celos…, la idealización de la amada, del paisaje…, el uso de abundantes figuras retóricas (metáforas, paradojas, antítesis…), el uso del soneto y los versos endecasílabos y un lenguaje sencillo.

Junto al amor se dan otros dos temas, el de la naturaleza, como un reflejo de la perfección divina, y la mitología, que representa el estado espiritual que el poeta quiere comunicar.

Este movimiento surge en Italia a finales del siglo XV, y se extiende por varios países de Europa a lo largo del siglo XVI, como Portugal, Francia, Inglaterra o España, donde triunfa Garcilaso de la vega y Juan Boscán.

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