miércoles, 22 de mayo de 2013

Comentario 7. "Oda a un ruiseñor" y "Oda a una urna griega" de John Keats



"Oda a un ruiseñor" y "Oda a una urna griega" de Keats 
 
1.Contexto histórico - literario

Keats es uno de los representantes de la poesía romántica inglesa.
El Romanticismo es un movimiento ideológico y cultural del siglo XIX caracterizado por la libertad artística. La Revolución Francesa (1789) sienta las bases de este movimiento con las ideas de libertad, igualdad y fraternidad.
-El liberalismo se convertirá en la gran doctrina del siglo XIX. Defiende la iniciativa privada: las personas deben ser libres para intervenir en el mercado. Busca también la ampliación del número de personas con derecho a voto.
- Aparece también una exaltación de los valores nacionales durante el Romanticismo.
- El Romanticismo se caracteriza por aspectos como la libertad artística, el rechazo de toda norma, la rebeldía, la evasión en el tiempo y en el espacio, el individualismo y subjetivismo, la presencia de una naturaleza que refleja los sentimientos del poeta …
- Dentro de la poesía romántica inglesa podemos diferenciar:
• Los poetas de los lagos. Aquí se encuentran:
- Wordsworth, con una poesía que se centra en el análisis del yo, la meditación solitaria y la emoción producida por la contemplación de la naturaleza.
- Coleridge, que destaca por su “Balada del viejo marinero”, que cuenta la historia de un marinero que fue castigado por matar a un albatros con la muerte de toda su tripulación.
• Poetas rebeldes o satánicos. A este grupo pertenecería Keats. También se encuentran:
- Lord Byron. Crea personajes marginados y rebeldes. Destaca su poema Caín, donde se critica la injusticia divina por elegir a Abel y no a Caín.
- Percy B. Shelley, que compuso Adonais, que es una elegía por la muerte de Keats, en la que hay una aceptación serena de la muerte.


2. Producción literaria de Keats

Keats pertenece al grupo de los poetas rebeldes o satánicos. El grupo fue llamado así porque sus componentes hicieron de su vida y su obra un acto de rebeldía contra la sociedad y moral de la época. Keats se caracteriza por su llamada “capacidad negativa”, que consiste en experimentar sensaciones misteriosas, dudas e incertidumbres, sin buscar el hecho y la razón.

Entre sus composiciones destaca “Endimión”, en la que el protagonista busca a su amada Diana (diosa de la luna). Endimión se enamora de una mujer terrenal, cometiendo así una especie de infidelidad hacia la diosa, si bien acaba por descubrir que la diosa y la mujer eran la misma persona.

También escribió “Hiperión”, que retrata la derrota de los Titanes y la llegada de los dioses Olímpicos.

Sin embargo, Keats va a destacar por sus odas. En ellas sobresale el tema de la naturaleza, que se considera un medio de expresión de los sentimientos del alma y del sentido trascendente de la vida. El contraste entre la eternidad de la belleza y la fugacidad de la vida humana se convierte en el tema central de sus odas.

“Oda a una urna griega”. Trata sobre el poder inmortalizador de la belleza, manifestado en las producciones artísticas que elaboraron los antiguos griegos. Hay un contraste entre las cenizas de los muertos que contienen las urnas y la estética inmortal de esas urnas. Así, el autor ensalza las figuras labradas sobre el mármol de las urnas: flautas que representan canciones inaudibles, el amado que nunca podrá besar a su amada pero que la amará para siempre pues siempre será hermosa, ramas que nunca perderán sus hojas, el sacrificio llevado a cabo por un sacerdote, varones y doncellas junto a hierbas y ramas… La belleza de estas representaciones contrasta con la vejez que consume al hombre y le hace mortal. La sentencia final del poema es clara: “la belleza es verdad y la verdad belleza”.

“Oda a un ruiseñor”. Confronta el sufrimiento humano con la inmortalidad del canto del ruiseñor. Todo ello expresado desde un estado de letargo, de sueño, que nos hace recordar al poema “Kubla Khan” de Coleridge. El autor no siente envidia del ruiseñor pero sí admite su dolor cuando observa el exceso de alegría que le infunde con su canto. Vemos aquí la relación paradójica entre el placer y el dolor. El poeta quiere huir de la angustia humana, de las canas, de la tristeza. Pretende conseguir el placer abandonando el tiempo presente para buscar la belleza, aquí representada por el canto del ruiseñor. Quiere el vino de Hipocrene para perderse en la floresta con su ruiseñor. Pero Baco no basta, al ruiseñor se va con las alas de la Poesía. Ese ruiseñor es tildado de inmortal, igual que su canción. Por tanto, aparece el contraste entre la belleza del arte y lo efímero de la condición humana. Pensar es caerse en la pena. Keats se sitúa, pues, otra vez en su fiel creencia: el ruiseñor, como la urna, son voces de la eternidad que buscan «arrancamos del pensar».

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