ESPERANDO A GODOT. Samuel Becket.
2.
1. Exponga el contenido del fragmento y relaciónelo con la totalidad de la
obra. (2 ptos)
En el fragmento se puede apreciar la incoherencia,
lo ilógico, el sinsentido, la paradoja y el disparate como modos de reflejar la
absurda condición humana, la
imposibilidad de comunicación, su soledad.
La obra clásica del teatro del absurdo
presenta a dos vagabundos: Vladimiro (Didi) y Estragón (Gogo) que esperan cerca
de un árbol la llegada de Godot. Mientras esperan, pierden el tiempo con juegos
verbales, haciéndose preguntas, pensando en suicidarse o marcharse,
encontrándose y desencontrándose en el mismo lugar. Reciben asustados, la
visita de Pozzo y Lucky, un amo y un esclavo y escuchan el largo monólogo que
finalmente dice que el hombre y su cerebro, a pesar del progreso, se están
encogiendo. Luego reciben a un muchacho que les trae un mensaje de Godot. El
segundo acto se desarrolla igual que el primero con algunas variantes. Al final
de la obra, siguen esperando entre la alternativa de un Godot que nunca llega y
un suicidio que nunca se consuma.
Los dos personajes principales no se sabe realmente
qué hacen, ni donde están, y dudan de todo: si el lugar donde están es
realmente donde tienen que esperar, si el árbol es o no un sauce, si Godot va a
acudir o no, si ayer estuvieron o no en ese lugar (“creo que estuvimos aquí”).
Este diálogo absurdo refleja la incertidumbre, la duda, la falta completa de
alguna certeza de un ser humano que está desorientado, que vive en un mundo que
tampoco la tiene y que arrastra una vida sin sentido ni horizonte.
Son dos personajes que además no hacen nada, tan
solo hablan que mantienen un diálogo recurrente y sobre motivos recurrentes (No aseguró que vendría/ ¿Y si no viene?/
Volveremos mañana/ Y pasado mañana/ Quizás/ Y así sucesivamente/ Es decir/Hasta
que venga/eres implacable/Ya vinimos ayer); en realidad no importa que diga
cada cual. Que podía haber sido dicho por el otro sin que nada cambiase.
2.2.
Analice los aspectos formales del texto. (1 pto)
En el texto encontramos dos partes
diferenciadas: las acotaciones y los
diálogos. Las acotaciones hechas por el autor sirven para señalar los
silencios y las pausas que reflejan los momentos reflexivos, tan importantes en
esta obra de escasa acción dramática y desnudez escénica; y para explicar las
acciones de los personajes (la ruptura de la cuerda el gesto de ponerse el
sombrero y el inmovilismo). Obsérvese la ironía del nombre del personaje Lucky
(suerte).
La ausencia de argumento y de acción dirige al espectador o al lector a centrarse en las palabras. El diálogo, sin ningún artificio retórico, plagado de oraciones simples y exclamativas, se presenta incoherente, incongruente; o bien no se contestan, o no se escuchan, (Estragón pregunta: ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor; Vladimir contesta: Nos ahorcaremos mañana). Falta la continuidad lógica en la comunicación, reflejando de este modo la incomunicación del ser humano, la soledad. Parecen vagabundos, seres desahuciados, frágiles y disparatados. Ambos tienen necesidad del otro, pero también piensan que están mejor solos. Ante la falta de otra cuerda, se proponen ahorcarse con la cuerda del cinturón de Estragón (de ahí las referencias al pantalón que se le cae).
El texto proclama la inutilidad de las cosas, incluso de la cuerda que ha de ser instrumento para el suicidio, para poner término a una espera sin sentido: "No sirve para nada", dirá Vladimir. Estragón proclamará, una vez más, su desesperación: "No puedo seguir así", afirmación que Vladimir relativiza. También vuelven los temas recurrentes de la separación y del suicidio, para cifrar toda esperanza en algo que ni siquiera saben de qué se trata, porque si llega Godot "Nos habremos salvado". Tal vez por esa afirmación, algunos críticos han considerado que Godot, el protagonista ausente, el que da título a la obra, el que nunca aparece. Tal vez sea Dios (God en inglés), aunque Beckett lo negase.
La ausencia de argumento y de acción dirige al espectador o al lector a centrarse en las palabras. El diálogo, sin ningún artificio retórico, plagado de oraciones simples y exclamativas, se presenta incoherente, incongruente; o bien no se contestan, o no se escuchan, (Estragón pregunta: ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor; Vladimir contesta: Nos ahorcaremos mañana). Falta la continuidad lógica en la comunicación, reflejando de este modo la incomunicación del ser humano, la soledad. Parecen vagabundos, seres desahuciados, frágiles y disparatados. Ambos tienen necesidad del otro, pero también piensan que están mejor solos. Ante la falta de otra cuerda, se proponen ahorcarse con la cuerda del cinturón de Estragón (de ahí las referencias al pantalón que se le cae).
El texto proclama la inutilidad de las cosas, incluso de la cuerda que ha de ser instrumento para el suicidio, para poner término a una espera sin sentido: "No sirve para nada", dirá Vladimir. Estragón proclamará, una vez más, su desesperación: "No puedo seguir así", afirmación que Vladimir relativiza. También vuelven los temas recurrentes de la separación y del suicidio, para cifrar toda esperanza en algo que ni siquiera saben de qué se trata, porque si llega Godot "Nos habremos salvado". Tal vez por esa afirmación, algunos críticos han considerado que Godot, el protagonista ausente, el que da título a la obra, el que nunca aparece. Tal vez sea Dios (God en inglés), aunque Beckett lo negase.
Podemos destacar también las siguientes
características del teatro del absurdo:
b) Una reducción de la acción dramática al mínimo (realmente ocurren muy
pocas cosas significativas), que incrementa las sensaciones de angustia y de
tedio de una existencia humana absurda;
c) Diálogos truncados, incompletos, que apuntan hacia la incomunicación humana;
d) Importancia de la gestualidad, que en este caso desmiente las palabras (ese patético final radical en el que ambos protagonistas proclaman su voluntad de marcharse, de salir de ahí, pero la acotación nos informa de que no se mueven).
e) La propia desnudez del escenario y el elevado simbolismo de cada uno de sus elementos apunta hacia esa sensación de vacío, de vértigo, de sin sentido.
c) Diálogos truncados, incompletos, que apuntan hacia la incomunicación humana;
d) Importancia de la gestualidad, que en este caso desmiente las palabras (ese patético final radical en el que ambos protagonistas proclaman su voluntad de marcharse, de salir de ahí, pero la acotación nos informa de que no se mueven).
e) La propia desnudez del escenario y el elevado simbolismo de cada uno de sus elementos apunta hacia esa sensación de vacío, de vértigo, de sin sentido.
2.3.
Comente la producción literaria del autor con especial atención a la obra
seleccionada. (2 ptos)
Samuel Becket
comenzó su carrera con la novela pero se consagró con el teatro. En sus obras
dramáticas critica la sociedad en la que vive y muestra también su pesimismo
por el ser humano. Premio
Nobel de Literatura (1969) es una de las cimas de la creación literaria en el
siglo XX: él expresa no sólo un cierto límite de la escritura narrativa,
llevada al extremo del desvanecimiento del lenguaje, sobre todo en su trilogía Molloy, Malone muere y El innombrable,
sino la forma más cumplida de un teatro que tal vez inadecuadamente ha sido
llamado teatro del absurdo y que, junto con el teatro existencialista y el teatro
experimental representa una de las grandes líneas del teatro de posguerra.
Godot representa también la búsqueda humana del sentido de la vida. La batalla
por encontrar significado es en sí misma insignificante para los
existencialistas porque no existe tal sentido. La vida es absurda y sin
sentido, y eso es lo que muestra la espera de Vladimir y Estragón.
En 1952 aparece Esperando
a Godot, una de las obras más significativas del teatro del SXX. El
autor anula el escenario (un lugar indefinido y extraño donde sólo hay un
árbol), anula también la acción (casi inexistente) y la identidad de los dos
protagonistas (cada cual podría ser el otro sin que nada cambiase); a su vez el
tiempo parece transcurrir a su antojo.
Otras obras de
Becket son Final de partida (1957), con personajes lisiados y metidos en
cubos de basura; Días felices (1961), donde un personaje se va hundiendo
lentamente en un montículo de tierra, o Breath (1969), con la que el autor
alcanza la absoluta simplicidad dramática: es una obra sin actores, que solo
dura medio minuto: en un descampado lleno de basuras, entre los silencios se
oye el llanto de un recién nacido, una inspiración y una expiración.
2.4. Sitúe al autor en su contexto
histórico-literario (2 ptos)
En el teatro como en las otras artes, el SXX también
supuso una revolución. Sobre todo en su primera mitad, el teatro conoció
diversas corrientes y tendencias, que buscaban nuevas posibilidades dramáticas,
expresivas y escenográficas.
Algunos de los factores que influyeron en la renovación
fueron. El ejemplo del cine como arte y espectáculo, los avances técnicos, que
abrían muchas posibilidades a las escenografía, la luminotecnia, etc.; y la
relevancia que adquiere el director como persona que imprime su particular
concepción dramática y su particular sello artístico…
Samuel Becket es una autor que pertenece al teatro
del absurdo. El teatro del absurdo surge en Francia en los años cincuenta. Se
pone en relación con el existencialismo que aparece en la literatura y en el
pensamiento a raíz de las convulsas circunstancias históricas y vitales que
surge el ser humano en la primera mitad del SXX.
El ser humano que vive inmerso en la conciencia de
una existencia impuesta, no sabe dónde se dirige y solo se ve abocado a la
muerte. Por eso en este teatro aparecen la incoherencia, lo ilógico y el
disparate como modos de reflejar la visión del mundo y el absurdo de la
condición humana; también como medio para descubrir la realidad que se nos
oculta. Sus autores más importantes son Eugène Ionesco y Samuel Becket.
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