La lírica del amor en el Renacimiento
La lírica del siglo XVI evoluciona desde formas
renacentistas a formas más Barrocas. En esta evolución Pietro Bembo establece
la forma de abordar la poesía amorosa durante el siglo XVI, basándose en uno de
los libros más importantes del siglo anterior, El Cancionero de Petrarca.
El Cancionero es un conjunto de poemas amorosos dedicados a
Laura en los que el poeta expresa su sentimiento de fracaso en su historia
amorosa y la idealización de la amada. Este libro se estructura en dos partes:
Poemas en vida de Laura y Poemas tras la muerte de Laura.
El Cancionero de Petrarca influyó de forma decisiva en la
lírica posterior, tanto por sus temas como por sus formas; hasta el punto de
crear un movimiento literario, “el petrarquismo”. Las características propias
de este movimiento son: el uso de sentimientos como la tristeza, la soledad,
los celos…, la idealización de la amada, del paisaje…, el uso de abundantes
figuras retóricas (metáforas, paradojas, antítesis…), el uso del soneto y los
versos endecasílabos y un lenguaje sencillo.
Junto al amor se dan otros dos temas, el de la naturaleza,
como un reflejo de la perfección divina, y la mitología, que representa el
estado espiritual que el poeta quiere comunicar.
Este movimiento surge en Italia a finales del siglo XV, y se
extiende por varios países de Europa a lo largo del siglo XVI, como Portugal,
Francia, Inglaterra o España, donde triunfa Garcilaso de la vega y Juan Boscán.
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